Esta pregunta se la realizan a diario miles de padres que ven con desesperación como sus hijos carecen de motivaciones en el día a día. Muchos de ellos ni siquiera salen de casa, más allá de ir a clases y volver. Otros tantos adolescentes no se relacionan y no tienen amigos.
En muchos de estos casos el problema es la falta de motivación por parte del adolescente. No encuentra en el mundo exterior nada que le incite o motive a realizar actividades fuera de casa.
Por supuesto las redes sociales y las nuevas tecnologías han cambiado el terreno de juego. No voy a decir que sea culpa de estas redes y tecnologías, porque no sería cierto. Las redes y la tecnología son recursos a nuestro alcance, que bien empleados nos pueden enriquecer, pero que haciendo un uso inadecuado nos pueden perjudicar.
Los adolescentes, y muchos adultos también, encuentran en las redes sociales una forma de contactar con otras personas más fácil y menos intrusiva. Si sumamos a esta “ventaja”, de las redes sociales, un carácter introvertido, con gustos y aficiones que no requieren salir de casa, como la lectura o los videojuegos, obtenemos un cóctel que se retroalimenta.
¿Podría un hijo adolescente estar motivado con un estilo de vida como el descrito?
Por supuesto que sí. Pero para que eso suceda las entradas menos las salidas, tienen que arrojar un saldo neutro o mejor aún positivo para la persona. Entradas serían los feedback recibidos de otros y las salidas serían las aportaciones o intentos de aportación hacia otros.
Los seres humanos, somos seres sociables. Hemos evolucionado por selección natural para trabajar y prosperar en equipo o en sociedades. Esto quiere decir que, salvo rarísimas excepciones, si interactuamos con personas afines obtendremos grados de felicidad mayores.
Un adolescente desmotivado suele ser también un adolescente apático y en muchas ocasiones un adolescente infeliz. El motivo principal de su apatía suele estar relacionado con la falta de interacción con otras personas de su edad y afines a su modo de ser.
Cuando un adulto siente que no encaja en una fiesta, reunión o celebración, intentará marcharse cuanto antes. También evitará, en la medida de lo posible, volver a acudir a un evento similar.
A los adolescentes desmotivados, por supuesto, les ocurre lo mismo. La diferencia principal entre la capacidad de un adulto y un adolescente para superar estas situaciones, es la experiencia.
La experiencia personal está repleta de vivencias y esas experiencias suman año tras año. Por eso muchas veces los adultos nos sorprendemos de la capacidad de los ancianos para ver más allá de lo que nosotros vemos. Su principal ventaja es su mayor experiencia, lo que les permite sacar conclusiones diferentes y más medidas.
¿Cómo motivar a un adolescente apático?
Como hemos visto, las causas de esa apatía suelen estar relacionadas con la falta de relación con otras personas semejantes. Al no encontrar o ver la forma de conseguir esas amistades suelen caer en el error de que da igual lo que hagan. Al final terminan por no hacer nada, ya que no encuentran el estímulo que les motive a hacer algo para conseguir esas amistades.
Por lo general su visión del mundo es a corto plazo, lo que suele ser propio de su edad.
Un adulto de pongamos 45 años, sabe que hacer nuevas amistades puede llevar su tiempo la mayoría de las veces. Ese mismo adulto, si ya tiene un círculo de amistades o relaciones suficientes, no tiene ninguna prisa en hacer nuevas amistades, pero tampoco cierra la puerta a hacerlas.
Si damos un vistazo a qué tipo de situaciones dan lugar o pueden dar lugar a amistades, fácilmente vemos que suelen ser aquellas que implican a más personas. Dicho de otro modo, actividades de grupo.
Entonces, si hablamos de actividades para motivar a un adolescente no estamos hablando solo de actividades fuera de casa. Recordemos que el mundo ha evolucionado con las tecnologías.
Sé del caso de varios Youtubers (ahora muy conocidos) que se conocieron a través de plataformas de juegos online. Pero claro, tras esa relación basada, al principio en una interacción impersonal, pasaron a otro tipo de acción más directa. Por ejemplo algunos pasaron de chatear en el propio juego a hablar por teléfono o a enviarse mensajes privados. Eso afianzó la relación y en un determinado momento, cuando todo estaba debidamente asentado, pasaron a quedar en persona. Bien para acudir a torneos presenciales o bien por el placer de compartir momentos con personas afines.
Por tanto se les debe incentivar a estos adolescentes a realizar actividades de grupo, de la índole o tipo que mejor cuadre con su personalidad. Y deberemos advertirles que la primera actividad que intenten, es probable que no case con ellos al 100%. Por ello debemos animarlos a que exploren diferentes alternativas.
Si quieres que hablemos sobre tu caso, no dudes en contactar sin compromiso.
Referencias Bibliográficas:
- Dweck, C. S. (2006). Mindset: The New Psychology of Success. Londres: Random House
- Covey, S. R., & Covey, S. M. R. (2014). The 7 Habits of Highly Effective Teens. Nueva York: Simon & Schuster.