Cuando las creencias se vuelven inquebrantables: Por qué ignoramos la evidencia y cómo esto se relaciona con la hipnosis
Creencias inquebrantables. Uno de los aspectos más fascinantes del comportamiento humano es la forma en que las creencias arraigadas pueden moldear nuestra percepción de la realidad, hasta el punto de ignorar pruebas que claramente las refutan. Este fenómeno, conocido como “disonancia cognitiva” o “perseverancia de las creencias”, ha sido ampliamente estudiado en el ámbito de la psicología social. Como hipnoterapeuta y estudioso del comportamiento humano, encuentro en estas resistencias una fuente inagotable de aprendizaje y creatividad. Este artículo aborda este fenómeno desde ejemplos ilustrativos y explora cómo se relaciona con la reticencia que muchas personas tienen hacia la hipnosis.
La terquedad de nuestras creencias
Un experimento clásico que ilustra cómo las Creencias inquebrantables pueden resistirse al cambio fue llevado a cabo por los psicólogos sociales Charles Lord, Lee Ross y Mark Lepper en 1979. En este estudio, los participantes con opiniones opuestas sobre la pena de muerte leyeron dos estudios. Uno apoyaba la eficacia de la pena de muerte como disuasorio del crimen, mientras que el otro la desacreditaba. Aunque ambos estudios contenían datos igualmente válidos, los participantes interpretaron las pruebas de manera que reforzaban sus creencias previas. Los que estaban a favor de la pena de muerte encontraron que el estudio que la respaldaba era más convincente, mientras que los detractores encontraron que el estudio contrario era más persuasivo.
Este sesgo de confirmación es un ejemplo perfecto de cómo las personas filtran la información para proteger sus creencias fundamentales. Este proceso no es consciente; nuestro cerebro busca reducir la disonancia cognitiva, el malestar que sentimos cuando nuestras creencias son desafiadas.
Otro experimento notable, realizado por Leon Festinger y sus colegas en los años 50, documentó la reacción de una secta apocalíptica cuyo líder predijo erróneamente el fin del mundo. Cuando el evento no ocurrió, muchos miembros no abandonaron la secta. En lugar de eso, reinterpretaron el fracaso como una señal de que sus oraciones habían salvado al mundo. Este cambio de narrativa les permitió mantener su fe intacta.
Cómo esto se conecta con la hipnosis
Estos mecanismos psicológicos también explican la reticencia que muchas personas tienen hacia la hipnosis. A pesar de la amplia evidencia científica que avala su eficacia en una variedad de contextos terapéuticos, desde el manejo del dolor hasta la superación de adicciones, persisten numerosos mitos y malentendidos. Algunas personas creen que la hipnosis implica una pérdida de control o que solo funciona en individuos “fáciles de influenciar”. Estas creencias pueden ser tan arraigadas que ni siquiera la experiencia directa de una sesión hipnótica las disipa por completo.
Es habitual que un cliente llegue a consulta con una mezcla de escepticismo y curiosidad. Incluso después de experimentar los beneficios de una sesión, algunos pueden atribuir el cambio a otros factores, como un placebo, en lugar de reconocer la eficacia de la hipnosis. Este tipo de resistencia subraya cómo nuestras creencias preexistentes actúan como un filtro a través del cual interpretamos nuestras experiencias.
Mi pasión por entender y superar estas barreras
El estudio del comportamiento humano me apasiona precisamente por fenómenos como estos. Como hipnoterapeuta, me encuentro constantemente desafiado a desarrollar estrategias que no solo sean efectivas en el nivel terapéutico, sino también en el comunicativo. Convencer a alguien de que la hipnosis no es magia, sino una herramienta respaldada por la ciencia, requiere abordar tanto la mente consciente como la inconsciente.
Por ejemplo, suelo incorporar información basada en investigaciones al inicio de mis sesiones para construir confianza y desmantelar creencias erróneas. Estudios recientes han demostrado que el cerebro en estado hipnótico muestra patrones de actividad diferentes a los del estado de vigilia ordinaria, confirmando que la hipnosis es un estado especial de enfoque y receptividad. Compartir estos datos no solo educa a mis clientes, sino que también les ayuda a abrirse a la experiencia.
Ejemplos que inspiran
Me gusta pensar que cada sesión de hipnosis es una pequeña aventura en el terreno de las creencias. Recuerdo a un cliente que llegó convencido de que “no podía ser hipnotizado”. Durante la sesión, utilicé una técnica de inducción basada en la sobrecarga sensorial y una profunda sugestión de relajación. Al finalizar, el cliente admitió haberse sentido profundamente relajado y haber visualizado imágenes que nunca había experimentado antes. Sin embargo, seguía atribuyendo el resultado a su “mente abierta” más que a la hipnosis en sí misma.
Otro caso interesante fue el de una clienta que, aunque escéptica, buscaba ayuda para dejar de fumar. Tras 2 sesiones en las que trabajamos tanto en su disposición como en las sugestiones adecuadas, no solo abandonó el hábito, sino que comenzó a recomendar la hipnosis a otros, sorprendida por los resultados. Estos ejemplos no solo son gratificantes, sino que también confirman la importancia de seguir estudiando cómo superar la barrera inicial de las creencias.
Implicaciones más amplias
La resistencia al cambio no es exclusiva de la hipnosis; afecta todos los aspectos de la vida, desde las relaciones interpersonales hasta las decisiones políticas. Sin embargo, comprender cómo funcionan nuestras creencias puede ayudarnos a desarrollar herramientas más efectivas para el cambio. En mi práctica, este entendimiento se traduce en un enfoque personalizado, donde cada sesión está diseñada no solo para abordar un problema específico, sino también para replantear las creencias que lo sostienen.
Conclusión
Las creencias arraigadas son un testimonio de cómo nuestra mente trabaja para protegernos, incluso a costa de la objetividad. Como hipnoterapeuta, mi trabajo no es solo ayudar a las personas a superar sus problemas, sino también a desafiar las narrativas que las limitan. Comprender cómo y por qué nos aferramos a ciertas ideas es esencial para facilitar el cambio.
La hipnosis, lejos de ser una amenaza para nuestra autonomía, es una herramienta que nos permite explorar y modificar esas creencias desde dentro. Y esa posibilidad de cambio es, en sí misma, una razón suficiente para seguir explorando los misterios de la mente humana. Este viaje de descubrimiento, tanto mío como el de mis clientes, es lo que hace que cada día sea una nueva oportunidad para aprender y crecer.