Mail diario #9
Mira, presta atención porque esto te puede pasar a ti.
Llegó un día en mi vida y en la de mi mujer que decidimos tener un hijo. Estos días llegan sin avisar. Un día te levantas y uno de los dos (no tiene por qué ser ella) dice: -Deberíamos tener un hijo.
Y al otro, sin pensarlo siquiera le parece bien. En nuestro caso, no habíamos hablado de tener hijos con anterioridad, por lo que el tema ni estaba trillado ni nada. Simplemente pasó y nos pusimos a ello.
Ya debes saber el funcionamiento básico, pero aún así te lo resumo brevemente: follas más que de costumbre y eso está bien. Y además (en mi caso como hombre) crees que es algo sencillo y que a la que eches un par de polvos tu semillita germinará y todos felices. Pues resulta que no fue así, ni tan rápido, ni nada de nada.
Pasado ese trámite de unas semanas o meses empezáis a buscar los días más fértiles del período de ella y… mismo resultado. Lo siguiente son pruebas de progesterona, para asegurar el día fértil de ella y… nada de nada.
Así que acudimos a la sección de fertilidad para que nos hicieran pruebas a ambos y oh sorpresa maravillosa: TODO NORMAL.
-Todo está bien en vosotros dos, pero por alguna extraña razón, no os quedáis embarazados.
Si has visto Big Bang Theory, sabrás que Sheldon suele decir: «Mi madre me hizo pruebas», para atestiguar su «normalidad».
Pues presta atención, mi madre también me hizo pruebas (con electrodos en la cabeza y todo, lo juro) y además en esta ocasión me hicieron un perfil genético. Con ambas pruebas puedo afirmar sin miedo al error que: SOY NORMAL.
¿A ti te hicieron pruebas? No juzgues a mi madre, ¿eh? Qué vería la pobrecilla.
Después nos aclararon que es mucho más común de lo que parece y a día de hoy puedo corroborar que está a la orden del día, porque cada semana me contactan un mínimo de 5 parejas sobre este tema. Luego te explico.
La solución que nos propusieron fue la inseminación in vitro. A ellas las sobreestimulan hormonalmente para extraer sus óvulos y a nosotros nos dan un bote de plástico, nos acompañan a una salita con revistas porno que da miedo tocar y ya te apañas solito.
Después el equipo médico hace su magia y junta óvulos con espermatozoides. Hasta aquí todo bien. Pero, siempre hay un pero.
Nos explicaron que teníamos 3 oportunidades, como 3 vidas en un videojuego, sólo que después no te podías reenganchar. Bueno sí, pagando en una clínica privada. Pero si falla lo primero, ¿por qué iba a funcionar lo segundo? Son preguntas que te haces.
Además, aparte de las 3 vidas del juego te dicen que debéis decidir cuántos embriones implantar cada vez y el número debe de estar entre 1 y 3.
-¿Tres?- preguntamos, ya que tener trillizos no era algo que nos apeteciera ni un poco.
Nos aclararon un concepto estadístico (me encanta la estadística, esto creo que no te lo había contado aún). Al parecer es frecuente que no agarren todos los embriones, aunque puede darse el «extraordinario» caso de que ocurra. Si sólo implantas uno, las probabilidades de embarazo se reducen bastante, con dos aumentan y con tres haces apuesta múltiple.
¿Qué decide en este caso un tío de Bilbao con su mujer de Burgos? Pues 3, por supuesto. Nadie dijo ¿a que no hay huevos?, pero podía haber pasado así.
Primer intento: FALLIDO.
A mi mujer le afectó bastante emocionalmente. La pobre lo pasó mal. Primero por la carga hormonal que le administraron y segundo por el instinto maternal que los hombres no tenemos.
Para la segunda vuelta (ya no recuerdo los meses entre una y otra) decidimos con menos alegría y le implantaron un razonable número de 2 embriones. Puede que nos acojonásemos un poco viendo familias con trillizos.
Segundo intento: FALLIDO.
Esta vez, Adriana lo pasó aún peor que la primera ya que solo nos quedaba un cartucho y nos empezamos a plantear el peor de los escenarios (y esto no debéis hacerlo nunca porque influye y mucho, luego te cuento).
Mientras el tiempo pasaba iniciamos los trámites de adopción, que por decirlo de un modo amable son lentos hasta la extenuación, pero esa es una historia que no te voy a contar, al menos hoy.
Hasta aquí si las matemáticas se te dan bien habrás contado 5 embriones: 3 + 2.
En el tercer asalto a la fortaleza de la fertilidad volvimos a ser prudentes y pedimos 2 embriones más: 6 y 7. Llamarles por números suena más a proyecto biológico, así que 6 y 7.
Tercer intento: 50% DE ÉXITO.
Esta vez, no te voy a engañar, la felicidad de mi mujer fue máxima y lloró casi tanto como en las dos ocasiones anteriores aunque por motivos distintos. En cuanto a mi, me alegré, claro. Pero es difícil de explicar el sentimiento. Nosotros no gestamos dentro a un ser y la implicación emocional inicial es muy diferente. No te hagas argumentos raros en la cabeza, yo lo he preguntado a padres en más de 200 ocasiones (seguramente 500) y el consenso es absoluto (si preguntas bien).
El resto de la historia, es historia típica de un embarazo normal. Pocas complicaciones y 9 meses después tu vida cambia de un modo que nadie te había explicado.
Te habrás dado cuenta de que las personas suelen ocultar estas cosas (mucho, muchísimo) como si se avergonzaran de ello (seguramente muchos lo hagan). Pero es algo a normalizar, porque los niveles de estrés junto con otros factores psicológicos influyen de un modo tan negativo que a miles de parejas (perfectamente fértiles) les ocurre como a nosotros.
No te avergüences, es perfectamente normal o habitual y si lo normalizamos y lo hablamos el resultado de embarazo aumenta en probabilidades.
¿Y a qué coño viene lo de los números Sergio? Puede que te estés preguntando.
Evidentemente nosotros no supimos qué embrión había dado lugar a Carla, si 6 ó 7. Esto que no es algo que te preocupe, nos lo aclaró la propia Carla con al rededor de 2 años.
Sí, sí. Como te lo cuento y no te voy a mentir fue raro de cojones.
Como te decía teniendo ya nuestra hija un par de años la escuchamos jugar y hablar con «un amigo imaginario». Todo normal, casi todos los niños tienen amigos imaginarios o nosotros pensamos que son imaginarios. Mejor no darle vueltas al asunto.
-¿Con quién juegas hija?
-Con seis- responde ella sin dudar.
Imagina nuestra cara, que el número de embriones no había salido en ninguna conversación. -¿Cómo dices que se llama?
-Se llama seis- responde.
Los días pasaban y cosas como: -Mamá ponle un plato a seis para que coma…, seis está ahí…
Todo muy normal.
¿Por qué te cuento esto? Pues porque hace 10 años no sabía que mediante la hipnosis podemos reprogramar creencias internas que facilitan el proceso natural de fertilidad. Sí, como lo estás leyendo. Y la metodología (aunque mejorada) es más vieja que el catarro. En nuestros días el pionero fue Emile Coué, pero se han empleado técnicas psicológicas (sin saber que lo eran) desde que el mundo es mundo; mediante chamanes, rituales…
Todos los meses trabajo con parejas fértiles que no logran quedarse embarazadas. No te voy a engañar ni a mentir. El método no es infalible ni mucho menos. Pero es inocuo, sin riesgos, sin efectos secundarios y nada caro.
Así que si quieres que hablemos de ello, puedes escribir a mi Whatsapp.
Buenas noches.