Mail diario

¿Papá se va a morir?

Mail diario #6

No recuerdo qué celebración era, pero había celebración, eso seguro. Porque nos habíamos juntado en la casa de mis abuelos maternos toda la familia por ese lado. Y eso es decir bastantes personas. Ten en cuenta que mi madre tiene 9 hermanos y casi todos con hijos en plural, mas sus parejas… Un follón de gente que es difícil de juntar salvo en ocasiones especiales. Así que la ocasión sería especial.

Estábamos en la calle junto a la casa esperando a los que faltaran por llegar. La casa de mis abuelos dista de la carretera general unos 100 metros y el pueblo está dividido en 2 mitades por dicha carretera. Para entrar en la travesía o se sube o se baja y al bajar te encuentras con una carretera en forma de ese. Nada raro, ni peligroso, aunque con los años ha habido unos cuantos accidentes ahí mismo.

Normalmente el exceso de velocidad, el despiste, la confianza o una mezcla de todo lo anterior. Algo así debió de pasar aquel día.

Mientras charlábamos entre familiares de cualquier cosa, puede que hasta del tiempo, que por cierto era estupendo. Un estruendo de hierros chocando nos sobresaltó.

-¡Corred que ese se ha matado!- les dije como por instinto a mi mujer (enfermera de emergencias) y a uno de mis tíos que es del mismo ramo profesional.

Correr, corrimos todos los 300 metros hasta llegar a la forma de ese, donde destacaba un autobús de línea que tenía estampado un coche contra su frontal.

Fui uno de los primeros en llegar y la imagen con imprecisión, pero con más detalles de los que querría destella en mi memoria ahora mismo, mientras te escribo esto.

Sólo había dos ocupantes, el conductor, que se llevó toda la crudeza del impacto, y su hijo de unos 6 años que iba en el asiento del copiloto (mal) con su silla infantil (bien).

Ver al hombre al que se le escapaba la vida en esos momentos, con la garganta seccionada y sobresaliendo de su cuello (no recuerdo mucho más) no me impactó demasiado. Te diría que no me impactó lo más mínimo. Ya te he dicho en otras ocasiones que no soy fácil de sorprender o sobresaltar. Y puede que en otro momento o circunstancia aquel adulto apunto de morir me hubiera impactado más.

Pero lo que no puedo olvidar es a aquel crío, viendo a su padre morir justo a su lado. Viendo morir a su referente, a su seguridad en la vida. Desconozco si tenía madre, porque allí no estaba y espero que la tuviera. Y sobre todo no puedo olvidar escucharle decir mientras me miraba (siento que sólo me miraba a mi y estoy seguro de que no era así): -¿Papá se va a morir?

Mientras mi mujer y mi tío hicieron lo humanamente posible, otras personas sacaron al pequeño del amasijo de hierros, aunque ya era tarde para evitar que viera lo que vió.

¿Por qué te cuento algo tan triste y cruel?

Pues, porque a veces la vida es triste, otras veces la vida es cruel y puede, sólo puede que tu hayas vivido experiencias que aún te producen duelo. Sé que el duelo puede durar muchos años después de la pérdida. He visto casos de 20 ó más años.

Y bueno, ya sabes que tengo una habilidad inusual. Háblame de ello y te diré si puedo ayudarte y si puedo, también te diré como.

Buenas noches.

Sergio Álava
Sergio Álava

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