Mail diario

La puta, el cura y la partida al mus

Mail diario #3

Resulta que un día decidí casarme o mejor dicho, decidimos casarnos. Viene siendo una decisión bilateral, normalmente al menos. Y ¿qué se hace en esos casos? Contárselo a los amigos.

Tono de llamada, tono de llamada -Borja, que me caso- silencio sepulcral antes de responder él.

-¿Quién te lo ha dicho?

-¿El qué?- respondo sin entender por donde iba la bobada. Somos muy de vacilar a la primera oportunidad.

-Ha sido mi cuñada, lo sabía- Borja hablaba para sí mismo, como sin darse cuenta de que yo estaba al otro lado.

-Tío, ¿no me has oído? ¡Que me caso en junio!

-¿En serio?

-Sí, claro.

-¿Qué día?

-El 14- aclaro.

-¡Vete a la mierda!

Total, que él y su ahora mujer habían decidido casarse 14 días antes. Lo que estaba muy bien, sólo que para no perderse mi, nuestra, boda tuvo que variar un poco el itinerario de su viaje de novios y acortarlo. Creo que aún no me lo ha perdonado.

Y ¿a qué viene esto? Pues a que organizar 2 despedidas de soltero en la misma cuadrilla de amigos, con una semana de diferencia es lo que viene siendo una liada. Así que sabios ellos nos la hicieron conjunta.

Nos vistieron (más bien desvistieron) con una falda de borreguito y una torera del mismo tejido. A mi me pareció genial (me gustan los disfraces y no pongo pegas) y a Borja no tanto, por todo lo contrario.

El lugar que eligieron para comer (os lo recomiendo mucho, mucho, mucho). Un cocedero de marisco en Legutiano, cerca de Vitoria. El local es enorme y está enfocado en plan sidrería vasca. Banco corrido, mesas enormes y tienes mariscos, pescados, carnes… En definitiva, buena experiencia.

También había algo de vino y alguna copa que otra. Por si no lo sabes, yo no bebo alcohol, pero por aquel entonces sí que bebía bebidas espirituosas. Lo de mi paso al otro lado (dejar de beber radicalmente) te lo contaré otro día y sí fue con hipnosis.

Cuando la comida tocaba a su fin, entraba la tarde y a un servidor le pareció buena idea echar una partida al mus. Te aclaro el punto. Juego 1 ó 3 veces al mus al año y no soy bueno jugando. Pero alegre y ocasión especial dije: Vamos a hacerlo épico.

Me acerqué al primero del lugar que identifiqué en la barra (me podía haber equivocado, pero acerté de lleno) a preguntar por mi «capricho, antojo…»

-Aupa. ¿Tu sabrías decirme en qué puticlub podríamos echar una partida al mus de camino a Bilbao?- lo hice como se deben de hacer estas cosas, con la mayor naturalidad del mundo.

No te voy a engañar, mi inspiración venía de la película Airbag ( si no la has visto, ya estás tardando).

-¡Sí señor! Gente elegante y con dos cojones- replicó el tipo, al que ni pregunté su nombre, dando a entender que le había caído bien (algo raro, porque tengo una habilidad grande para caer mal de primeras. O mejor dicho, ya no tanto, pero eso también te lo contaré otro día). -Pues de camino a Bilbo tenéis el tal, el cual, el Pascual, el de más allá y por supuesto el…

¿Ves como había acertado el pleno al 15 al preguntarle a él y no a cualquier otro de los 200 que allí había? No recuerdo ni un nombre de todos los que me dijo. De hecho no concebía cómo podía haber tantos en un trayecto de una hora más o menos.

Alguien de nuestro grupo, no recuerdo bien, dijo: -El cual nos pilla de camino y ceca de Bilbao.

Así que con el típico, con uno que lo diga vale. La expedición se puso en marcha entre risas.

Al llegar al garito, nos aproximamos a la puerta con dos indumentarias diferenciadas. Los despedidos, Borja y servidor, con el atuendo de borreguito mostrando el poco pelo en pecho de ambos. Los demás iban de diario más una boina.

El que llevaba la voz cantante de los dos maromos de la puerta (armarios empotrados a los que no se les discute) dice:

-Vosotros- por Borja y por mi. -Podéis pasar, pero los otros se tienen que quitar las boinas.

¿Te imaginas el despropósito de filtro de entrada? Bueno, a nadie le pareció mal.

Cuando entramos, no había ni un solo cliente más. Seguramente debido a que eran las 5 de la tarde y estarían recién abiertos.

Nada más entrar le digo al cura (aquí aparece el cura). Bueno en realidad era ex-cura por que le echaron del seminario alegando falta de vocación y yo creo que le hicieron un favor y seguramente su hijo y su mujer opinarán parecido. Le digo, como si yo manejara el cotarro: -Vete a la barra y pide cartas, tapete y tantos.

El ex siervo de dios obedece meneando la cabeza de lado a lado. Se acerca al único barman y tras pedir lo acordado, se produce una escena que se ha quedado grabada en mis retinas por siempre y más.

El barman, un hombre de cincuenta y tantos, pelo canoso y trapo en mano abrillantando un vaso. Le mira de arriba abajo y le dice: -Aquí la gente viene a cosas diferentes, chaval.

El ex-cura me mira y abandonamos el plan justo en el que una chica guapísima aparece y se pone a hablar con nosotros. Visiblemente entretenida por nuestra pinta. No recuerdo su nombre, pero sí que era muy guapa. Por partida doble, de hecho.

En el mismo momento que nos empezaba a contar que era brasileña, entra un tipo por la puerta. Bordea toda la barra y se va hasta una prostituta solitaria y mucho más mayor que la media. La coge del brazo, sin mediar palabra y se dirige a las habitaciones. Eso llamo yo tener las ideas claras.

Uno de mis amigos que había visto la escena, se me acerca y me dice con asombro: -Se ha ido con la más fea.

-Seguramente él sepa cosas que nosotros desconocemos- y le guiñe un ojo.

La muchacha brasileña nos contó que llevaba unos meses en España y que había venido con su hermana. La hermana hace entrada en escena justo en ese momento y era una réplica de la primera. Hermanas gemelas. Partida doble de guapas.

En poco tiempo nos contaron que habían venido recomendadas a trabajar de… y que de hecho los trabajos se lo había buscado su madre. Ya sabes, tu madre quiere lo mejor para su hija y la manda a prostituirse a la otra parte del mundo. Y la manda a un club recomendado por una amiga que tiene allí a su hija también. Todo muy normal ¿a que sí?

Pues depende. Depende de en qué parte del mundo vivas, cuál sea tu situación y un largo etc de posibilidades. Lo que nos contó, contaron (era imposible distinguirlas) a mis amigos les dejó alucinados, pero no a mi. ¿Por qué?

Pues verás. Unos años antes tuve que devolver un favor (no te pienses nada raro, un favor y punto). El hombre me hizo una instalación eléctrica bastante grande y yo le ayudé a desmontar un par de pisos de citas que él tenía por Bilbao. No porque no funcionasen, siempre lo hacen. Sino por las quejas de los vecinos.

Mientras desmontábamos los acumuladores eléctricos me explicó cómo las madres de las chicas brasileñas le llamaban para enviar a sus hijas a trabajar. Esa vez sí que aluciné un poco, pero las demás ya no. Otras cosas que me explicó fue que las chicas se entristecían y les entraban períodos entre depresivos y ansiosos en fechas como Navidad.

Y toda esta historia para decirte esto. Que lo que para alguien puede ser normal, para otra persona puede ser insoportable. Y todo depende de la gestión emocional que cada uno ponga a cargo de las emociones y vivencias que le lleguen.

Porque no, no es tu entorno, tu situación o lo que te esté ocurriendo en el plano físico lo que te mantiene ansioso o deprimido. En realidad lo que importa es cómo afrontes todo eso y como lo gestiones.

Así que si te está costando por el motivo que sea o si ni siquiera sabes el motivo por el que estás así. Recuerda que tengo una habilidad inusual para ayudar a superar esas etapas. Que son muy frecuentes, también te digo.

Y sí. Lo hago a través de la hipnoterapia.

Buenas noches.

Cuatro pelos, gafas y dientes de oro.

Soñó con una vida y no se encontró en ella.

Sergio Álava
Sergio Álava

Hipnoterapia y comportamiento

Últimos post

¡Empezamos!
1
💬 ¿Quieres más información?
https://sergioalava.com/wp-content/uploa
¡Hola! 👋
Soy Sergio Álava, hipnoterapeuta comportamental.

💡 ¿Te gustaría conocer más sobre mi método y cómo te puedo ayudar con garantía de resultados?

Escribeme.
Sergio Álava
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.