Saber controlar los impulsos emocionales es una habilidad esencial en la vida cotidiana. Todos nos encontramos en situaciones donde somos desafiados por nuestros deseos inmediatos y debemos ser capaces de contenerlos y tomar decisiones reflexivas. Aprender a controlar los impulsos es fundamental para lograr el éxito en la vida, ya que permite una mayor capacidad de autodisciplina y autocontrol.
Dejarse llevar por los impulsos negativos es un tipo de trastorno que está ampliamente extendido en nuestra sociedad. Nuestra función ejecutiva se ve mermada por este tipo de trastornos del control de impulsos. Por lo que es muy importante conocer síntomas, causas y sus correspondientes soluciones.
El control del comportamiento impulsivo implica ser consciente de nuestras emociones y comprender por qué reaccionamos de la manera que lo hacemos. Es importante entender que los impulsos no son malos en sí mismos, pero pueden ser perjudiciales si no se gestionan adecuadamente.
Como mentor empresarial trabajo este aspecto con cada uno de los directivos que me contratan para mejorar su desempeño.
Para aprender a controlar las conductas impulsivas, es necesario desarrollar habilidades específicas.
Autoconciencia
La primera es la autoconciencia, la cual implica ser consciente de nuestros pensamientos y emociones en el momento presente. Esto nos permite detectar cuándo estamos siendo impulsivos y detenernos antes de que desate la acción impulsiva.
Prestar atención
La segunda habilidad es la capacidad de prestar atención, la cual implica estar presente y concentrarse en el momento actual. Cuando prestamos atención a nuestras emociones y pensamientos, podemos comprender mejor por qué reaccionamos de la manera que lo hacemos.
Esto nos permite tener un control emocional superior y nos ayuda a identificar los impulsos que nos activan.
Además, es importante aprender a gestionar nuestras emociones. Esto incluye la identificación y el manejo de nuestras emociones, así como la comprensión de por qué sentimos de cierta manera. Si somos capaces de comprender nuestras emociones, podemos utilizarlas de manera constructiva para ayudarnos a controlar nuestros impulsos.
Reflexión
Otra habilidad clave es la capacidad de realizar preguntas abiertas y reflexionar antes de tomar una decisión. Esto implica tomarse un momento para considerar las consecuencias de nuestras acciones antes de actuar. Esto puede ayudarnos a evitar actuar de manera impulsiva y tomar decisiones más reflexivas.
Este hábito es más fácil de desarrollar de lo que pueda parecer y nos dará beneficios en muy poco tiempo. No quiere decir que debamos sopesar cada acción en nuestro día a día. Ello sería tedioso y nos complicaría la vida. Pero con práctica es sencillo detenernos a pensar sobre los impulsos que nos perjudican.
Por ejemplo, habituarnos a pedir siempre las cosas por favor y con un tono de voz bajo y agradable, bajará nuestros impulsos agresivos. Solo esa simple acción hará un gran cambio en nosotros.
Lenguaje Corporal
El lenguaje corporal también puede ser un indicador de nuestros impulsos y emociones. Aprender a leer y comprender el lenguaje no verbal de nuestro cuerpo puede ayudarnos a detectar cuándo estamos siendo impulsivos y a detenernos antes de actuar.
Saber escuchar
Además, aprender a escuchar atentamente a los demás puede ser una herramienta valiosa para controlar los impulsos. Escuchar activamente implica mostrar interés y escuchar con la intención de comprender. Si somos capaces de escuchar y entender las perspectivas y necesidades de los demás, podemos tomar decisiones más reflexivas y evitar actuar impulsivamente.
Tolerancia a la frustración
Otro aspecto importante es la práctica de la paciencia y la tolerancia a la frustración. Aprender a esperar y manejar la frustración es una parte crucial de controlar los impulsos. Es importante recordar que las recompensas a largo plazo son a menudo más valiosas que las recompensas inmediatas.
Manejo de la ansiedad y el estrés
Además, es importante aprender a manejar la ansiedad y el estrés. El estrés y la ansiedad pueden aumentar la impulsividad y aumentar los problemas de control de impulsos. Practicar técnicas de relajación, como la meditación y la respiración profunda, puede ayudarnos a mantener una mente clara y controlar nuestros impulsos.
Actividad física
La actividad física es otra de las técnicas para controlar los impulsos, más empleadas en la actualidad. Una actividad física intensa y concentrada, requiere trabajo mental, lo que impide la impulsividad.
Planifica
Otra técnica útil es la planificación y la preparación. Anticipar situaciones que puedan desencadenar nuestros impulsos y tener un plan en su lugar puede ayudarnos a evitar actuar con falta de control. La planificación también puede ayudarnos a estar preparados para situaciones desafiantes y a tomar decisiones más reflexivas.
Finalmente, es importante tener en cuenta que el control de los impulsos es un proceso continuo y requiere tiempo y práctica. No es algo que se pueda lograr de la noche a la mañana. Pero con la práctica y la paciencia, podemos mejorar nuestras habilidades y controlar nuestros impulsos de manera más efectiva. Esto nos evitará sentimientos de culpa tras una compra compulsiva y cara, por ejemplo.
El control de los impulsos es una habilidad fundamental para el éxito en la vida. Implica desarrollar habilidades específicas, como la autoconciencia, la capacidad de prestar atención, la gestión de las emociones. Y también la reflexión antes de tomar decisiones, la práctica de la paciencia y la tolerancia a la frustración, la gestión del estrés y la ansiedad, y la planificación y la preparación.
Con práctica y paciencia, podemos mejorar nuestra capacidad de controlar nuestros impulsos y centrarnos en los impulsos positivos.
Referencias Bibliográficas:
- Baumeister, R. F., & Tierney, J. (2012). Willpower: Rediscovering the Greatest Human Strength. Londres: Penguin Books.
- Mischel, W. (2015). The Marshmallow Test: Mastering Self-Control. Boston: Little, Brown Spark.